miércoles, julio 25, 2018

Soy bueno cuando escribo, pero torpe cuando hablo...

Llegaban sus pies a la anciana prisión de carne, después de una larga temporada de sueños en muchos niveles de conciencia.
¿Que tan quieta estuve en alguna si espero siempre salir desenfocada?
Sin arco ni flecha me araviesan
Enterrando mis manos entre mis muslos,
Socavando cada segundo de estos, nuestros ultimos meses.
¿Acaso he firmado una sentencia regresiva?
¿Cuando se comienza a guardar la muerte en nuestra mente?
Hay memorias que existen solo cuando toco tus manos,
y no quiero.
Caer.
.
Quiero ser creíble, y eso que sentí perdurarlo sobre mis mejillas,
no podría si quiera juntar mis manos a las tuyas ahora
¿Cómo es que podría darte un beso? El último dices...
El primero, yo sé.
.
Y aunque resista estaremos bien,
.

Tenía qué

Tenía y Quise no escribir con los pensamientos claros.
porque quizá me encuentro más en el caos.
Entre sus cánicas brasas, o su delirante y gélida asfixia.
Apasionante, llano e infinito.
.
Esta quietud tienden a ensordecer.
Y se cree que el encierro
es la única forma de una voz enferma curar.
Aunque los pasos sigan la locura
.
Ahora que podemos ser libres de pensamientos unilaterales.
Libres de ideas míticas y de sueño.
No parece ninguno necesitar sanar.
.
Ciertamente nunca viví sin pensar.
pero al poder coincidir en espasmos cortos de sueño, pude descansar.
Absolutamente medido al tiempo
que no se lleva en la muñeca,
que sólo se imprime al pasar.
.
No sé si con lógica
o de casualidad
te liberas de remordimientos.
Pero la tapa real, cruda cierra al mito escrito.
Los labios cortan la historia.
y los ojos se despiertan al sol.
.
.
Para un naciente 25 de Julio
padece un 24 de él.
.