La identidad es algo que, aunque vamos adentrándonos
en ella, también vamos saliendo, pues esa entremezcla de sus orígenes como sus
derivados, nos atrapa en el mismo conjunto humano. Tanto así que el origen de lo
que soy viaja alrededor del mundo, podemos encontrar tribus africanas en la Milonga
Uruguaya o bueno más actual, a Maná en Daddy Yankee.
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El mundo de hoy, es el resultado de como
una cultura devoró a otros. El colionalizmo europeo la forma en la que se
obligaba a alabar al mismo Dios, hablar el mismo idioma, etc.
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La falta de diversidad, se puede ver
claramente en como clasificamos la música. Entrando a una tienda de música, o
bueno, a Spotify: Jazz, Música cristiana, Rock, Pop, HipHop, más las nuevas
etiquetas relacionadas a lo cotidiano “To sleep” “To Study” “To not comité suicide”
(Okno jaajajaj, pero existe)
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Pero existe una categoría de la que se
quejó David Byrne en “I hate World Music” Una categoría que junta “Todo lo
demás” que no se relaciona a las primeras, y actual resultado de la cultura
dominante, claro sin la esclavitud y genocidio de antaño, una cultura homogénea
y subliminal.
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De toda la música que existe el 99%
entra en la categoría de World Music, entonces lo que va en ese grupo reune
desde la música de cine indio, hasta el art pop ultra sofisticado de Brazil
pasando la música norteña, llegando los huaynos… Denominada “Musica exótica, de
todos lados”. Esa visión, es hoy un mecanismo de distanciamiento a lo local.
Nos las pasamos celebrando la diversidad y pluriculura.
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Pero solo hace falta ver los monopolios
musicales en los medios, para notar que todo siempre tira a vernos más
homogéneos.
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“Ese conjunto de cosas que llamamos “Nuestra
cultura” de verdad no nos pertenece”
.Sin embargo similar al sentido de la música para Schönberg, o los 4:33 de John Cage, tal ves la escencia de la creación esta en su propio uso. en el sentarse sin una silla, o el de componer sin música. Pues, al fin y cabo creamos, para dejar de necesitar. Y sea pop o sea Jazz, sólo se satisface quien escucha, y en escuchar está todo su sentido.
No es mejor una obra simple que una compleja, de un compositor, de varias productoras, es mejor la que no se escucha todos los días.
Vale la pena revisar: https://archive.nytimes.com/query.nytimes.com/gst/fullpage-9901EED8163EF930A35753C1A96F958260.html